domingo, 15 de agosto de 2010

FISIOPATOLOGIA 2

Alveolitis Alérgicas Extrínsecas

Concepto

 La Alveolitis Alérgica Extrínsecas también denominada Neumonitis por Hipersensibilidad      es una reacción inflamatoria de la pared bronquiolar y alveolar y así como en el intersticio,   con acumulo predominante de linfocitos y presencia de macrófagos de tipo espumoso.

EPIDEMIOLOGÍA

La prevalencia e incidencia de la neumonitis por hipersensibilidad es baja aunque con toda seguridad una de las razones es el infradiagnóstico. Además los datos varían en función de la definición de caso, la presencia de ciertas industrias en las cercanías y los factores de riesgo del huésped. Sólo unos pocos individuos de toda la población expuesta desarrollan la enfermedad y en ello influyen factores genéticos, ambientales y las características del propio antígeno.
El pulmón del granjero es una de las formas más comunes y afecta al 0,4-7% de todos los granjeros. La prevalencia cambia mucho por regiones, dependiendo claramente de la humedad de la zona.
En cuanto a la incidencia sucede algo parecido. En Finlandia se ha descrito un pico de incidencia en el mes de abril (cuando los animales están estabulados) y un mínimo en octubre (final del período en el que están al aire libre). La incidencia entre los criadores de aves es incluso mayor.
El tabaquismo se asocia con una disminución del riesgo de padecer la enfermedad, sin embargo, una vez que ésta está instaurada no atenúa su severidad y puede predisponer a la cronicidad
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ANTÍGENOS RESPONSABLES

Se han descrito más de 50 antígenos diferentes causantes de neumonitis por hipersensibilidad. Estos agentes etiológicos se pueden clasificar en tres categorías: microorganismos (bacterias, hongos y amebas), proteínas animales y compuestos químicos de bajo peso molecular (ej. isocianatos y anhídridos ácidos). Entre los microorganismos, los actinomicetos termofílicos son los responsables del cuadro prototipo de la enfermedad, conocido como pulmón del granjero. Los actinomicetos también son capaces de inducir la enfermedad en trabajadores del champiñón o de la caña de azúcar (bagazosis). Casi cualquier hongo acumulado en paredes, zonas húmedas, aire acondicionado, etc. puede causar la enfermedad, pero hay muchas formas con nombre definido como el pulmón de los trabajadores de la malta, del tabaco, de los lavadores del queso, del corcho (suberosis), de la pulpa de la madera, de los usuarios de saunas, el pulmón del acondicionador de aire, o una de las entidades más frecuentes en Japón denominada neumonitis por hipersensibilidad del “tipo verano”, ocasionada por contaminación de las viviendas por el hongo Trichosporon cutaneum. Entre las proteínas animales, las que producen una de las formas más frecuentes de enfermedad son las proteínas de aves (pulmón del cuidador de aves), pero también las de roedores, gusanos de seda, conchas de moluscos, etc. se conocen como agentes causales.


La exposición a dichos antígenos por vía inhalatoria tiene lugar en una gran variedad de trabajos y aficiones, e incluso de forma accidental por contaminación de sistemas de acondicionamiento de aire o humidificadores. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con neumonitis por hipersensibilidad pueden agruparse en un pequeño número de ocupaciones, que se caracterizan porque en ellas se mantiene contacto con vegetales enmohecidos, como ocurre en granjeros, en cultivadores de champiñón, en trabajadores de la caña de azúcar, en trabajadores de maderas o en los del esparto. En ocasiones, existe exposición a varios antígenos y todos pueden ser responsables de la enfermedad. El modelo de neumonitis por hipersensibilidad secundaria a aficiones del paciente más conocido es el pulmón del cuidador de aves, que es la forma más frecuente de enfermedad en algunos países como Reino Unido.


PATOGENIA

La neumonitis por hipersensibilidad es una enfermedad inflamatoria crónica causada por antígenos inhalados que inducen el desarrollo de una respuesta inflamatoria linfocitaria en las vías aéreas periféricas e intersticio circundante. No todos los antígenos inhalados tienen capacidad para desencadenar la enfermedad. Aquellos que inducen neumonitis por hipersensibilidad tienen algunas características que los diferencian de los capaces de inducir otras enfermedades como el asma, tales como su tamaño, solubilidad, naturaleza particulada y su capacidad de producir, además de la respuesta inmunológica, una respuesta inflamatoria inespecífica. Desde el punto de vista aerodinámico deben tener un tamaño entre 1 y 3 mm de diámetro, con el fin de alcanzar el alvéolo, a diferencia de los antígenos causantes de asma, que son mayores (diámetro de unas 30 mm). Además, son antígenos que se comportan como potentes adyuvantes en la respuesta inmunológica, pueden activar la cascada del complemento por la vía alterna, estimular a los macrófagos (ej. glucano de la pared celular de hongos) y la respuesta celular retardada. Por último, suelen ser resistentes a la degradación enzimática (ej. mucina intestinal de la paloma).
Además del antígeno en sí mismo, el grado de exposición también es un factor importante en el desarrollo de la enfermedad. Se ha demostrado cómo una concentración elevada de antígeno aumenta la prevalencia de la enfermedad en el caso del pulmón de cuidador de aves y en el del pulmón de granjero.
La respuesta inmunológica se caracteriza por la proliferación de linfocitos citotóxicos CD8+ y por la producción de anticuerpos específicos, principalmente de isotipo IgG, debida a la proliferación de células plasmáticas estimuladas por los linfocitos CD4+ Th1. Todo ello ocurre después de que las partículas antigénicas hayan sido procesadas por los macrófagos. No sólo los individuos enfermos sino también la mayoría de individuos expuestos asintomáticos desarrollan lo que parece una respuesta inocua productora de IgG. La respuesta de anticuerpos no es suficiente para causar la enfermedad y se requiere también una respuesta citotóxica de linfocitos CD8+. Además, para el desarrollo de la neumonitis parecen necesarios otros cofactores. Los agentes infecciosos o sus productos (ej. endotoxinas bacterianas) pueden actuar como inmunomoduladores. Por otro lado, la existencia de una respuesta inflamatoria inespecífica parece ser el factor que en muchos casos de individuos sensibilizados pero sanos precipita el desarrollo de la enfermedad. Así, en algunos individuos expuestos durante varios años el inicio de la los síntomas de la enfermedad puede ser precipitado por una infección respiratoria concurrente.


En la inmunopatogénesis de la enfermedad se diferencian 3 fases:

– Aguda, consistente en una respuesta macrófago-linfocitaria.
– Subaguda, con la formación de granulomas.
– Crónica, con el desarrollo de fibrosis pulmonar.
Cuadro Clínico
Clásicamente, la presentación clínica se ha dividido en 3 formas: aguda, subaguda y crónica con relación a la intensidad y la frecuencia de exposición al agente causal.
Forma aguda
Se produce tras inhalaciones masivas del antígeno en un corto período de tiempo. Los síntomas se producen al cabo de 4 a 8 horas de la inhalación y desaparecen en un período de 12 horas a pocos días si no hay nuevo contacto. Es la forma más fácil de identificar, pero los síntomas pueden confundirse con una infección bacteriana o viral. La sintomatología consiste en sensación de mal estado general, tos seca, disnea de grado variable sin sibilancias, hipoxemia, fiebre que puede llegar a ser elevada, escalofríos y dolor torácico en forma de tirantez. Se pueden auscultar crepitantes finos en las bases y objetivar taquipnea. Los síntomas pueden repetir si hay reexposición. 



Forma subaguda

Generalmente ocurre tras inhalaciones continuas pero no masivas del agente causal. Los síntomas aparecen de forma insidiosa durante unas semanas y consisten en malestar general, astenia, pérdida de peso, tos seca, pero a veces también productiva, disnea que puede llegar a ser severa con cianosis e incluso requerir hospitalización. En la exploración física podemos encontrar los mismos hallazgos que en la forma aguda. 
Forma crónica
Tanto las formas agudas como las subagudas pueden evolucionar en un porcentaje variable a la forma crónica si el paciente sigue teniendo contacto con el antígeno. Se caracteriza por una historia, en ausencia de episodios agudos, de tos, disnea, fatiga y pérdida de peso. En esta fase, la enfermedad es clínicamente indistinguible de la de una fibrosis pulmonar de cualquier otra etiología. La exploración física puede revelar dedos en palillo de tambor, en el caso de enfermedad avanzada, puede evolucionar una fibrosis pulmonar. Esta forma de presentación puede evolucionar desfavorablemente llegando a precisar tratamiento con oxigenoterapia domiciliaria, produciendo hipertensión pulmonar y fallecimiento del paciente por fallo respiratorio. En este estadio la retirada de la exposición al agente causal sólo producirá una discreta mejoría sintomática.


DIAGNÓSTICO

Como se ha comentado antes la neumonitis por hipersensibilidad es una enfermedad infradiagnosticada por lo que el primer paso para su detección será la sospecha clínica ante un paciente con cuadros repetidos de síntomas respiratorios y afectación sistémica, al que deberemos interrogar sobre su trabajo actual y pasado y sus aficiones así como los productos que maneja.



EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS

Radiología


La radiografía simple de tórax es anodina en un alto porcentaje de los casos, especialmente en estadios tempranos de la enfermedad, por ello es mucho más sensible la TACAR. En los cuadros agudos puede verse un patrón alveolar, infiltrados micronodulares difusos o un patrón en vidrio deslustrado. El patrón más típico en la TACAR es la presencia de nódulos centrolobulillares, el patrón en mosaico y en la fase crónica el patrón fibroso en panal de abeja. Los hallazgos de las formas subagudas y crónicas son más evidentes en campos medios y superiores a diferencia de lo que ocurre en la fibrosis pulmonar idiopática.

Lavado broncoalveolar


Es la herramienta más útil para detectar una alveolitis. Se observa un incremento del numero de neutrofilos, eosinofilos, linfocitos CD4 y CD8 con diferentes patrones para cada etiología.
Biopsia pulmonar
En la mayoría de los casos en los que se llega a precisar un diagnóstico anatomopatológico, éste puede obtenerse mediante biopsia transbronquial salvo cuando la enfermedad está muy avanzada en cuyo caso será necesaria la biopsia pulmonar abierta. Los hallazgos más frecuentemente encontrados son: granulomas no caseificantes mal definidos y de pequeño tamaño cercanos a los bronquiolos terminales, constituidos por agregados de macrófagos y células gigantes multinucleadas; infiltrados parcheados mononucleares en las paredes alveolares con distribución broncocéntrica; histiocitos grandes con citoplasma espumoso en los alveolos y el intersticio. 

Función pulmonar


Los hallazgos no son específicos y aunque pueden ser normales lo más habitual es encontrar un déficit restrictivo demostrado mediante espirometría y pletismografía y un descenso de la difusión del monóxido de carbono, si bien en pacientes evolucionados es frecuente ver un patrón obstructivo asociado. En casi 2/3 de los pacientes puede haber hiperreactividad bronquial. Puede existir desaturación de O
2 en reposo o tras el ejercicio. Diagnóstico inmunológico
Los anticuerpos precipitantes o precipitinas pueden demostrarse en el suero de muchos pero no todos los pacientes con neumonitis por hipersensibilidad y su presencia puede ayudar al diagnóstico. Sin embargo, su detección no implica enfermedad puesto que también se detectan en un 40-50% de individuos expuestos asintomáticos. Su presencia indica que existe una exposición al antígeno suficiente para inducir una respuesta inmunológica. En definitiva, es una prueba sensible pero inespecífica en el diagnóstico. También ha de tenerse en cuenta la posibilidad de falsos negativos ya que los anticuerpos precipitantes pueden desaparecer una vez cesa la exposición, de manera que un paciente con una neumopatía intersticial crónica debida a episodios previos de neumonitis por hipersensibilidad puede no ser reconocido como tal si ya no tiene exposición al antígeno. Además pueden existir problemas técnicos debido a la baja calidad del material antigénico empleado, uso de técnicas poco sensibles, suero demasiado diluido.
Con las pruebas cutáneas específicas los resultados son muy dispares, dependiendo del material antigénico empleado y de los criterios de positividad utilizados, ya que no existe un criterio único de lectura de las pruebas intradérmicas. Se consideran poco específicas ya que resultan positivas en aproximadamente un 30% de individuos expuestos asintomáticos.
Las técnicas encaminadas a detectar la existencia de una hipersensibilidad retardada, es decir la presencia de células T específicas frente al antígeno, probablemente sean más específicas a la hora de diferenciar pacientes de individuos expuestos asintomáticos. El problema es que estas técnicas celulares no están bien estandarizadas ni disponibles en todos los laboratorios. 
Provocación bronquial específica
Las pruebas de provocación tienen una utilidad limitada debido a su falta de estandarización y a la dificultad de interpretar los resultados. En general, son más útiles en las formas agudas de la enfermedad, pero no suelen ser necesarias para el diagnóstico, y al no estar exentas de riesgo deben realizarse bajo riguroso control. La provocación natural, exponiendo al sujeto al ambiente sospechoso y vigilando los síntomas, signos, recuento leucocitario, pruebas de función respiratoria y radiografía de tórax, es más segura, y habitualmente preferible a la provocación en el laboratorio. En ocasiones se requiere realizar la provocación bronquial mediante la nebulización e inhalación del extracto antigénico en el laboratorio de función pulmonar previo registro de la situación basal. Se realizan controles posteriores de pruebas de función respiratoria (capacidad vital forzada o CVF) inicialmente cada 15 minutos hasta la primera hora y luego cada hora junto con control de temperatura y hemograma. La respuesta suele aparecer a las 4-6 horas. 
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
La neumonitis por hipersensibilidad es una entidad nosológica que comparte rasgos con una variedad de desórdenes por lo que cualquiera de sus formas de presentación puede simular otras patologías. En la práctica clínica, el diagnóstico diferencial, que requiere una cierta urgencia, sería con la tuberculosis miliar, la tinción para el bacilo tuberculoso en el esputo negativa, la prueba de Mantoux negativa así como la prueba cutánea para el antígeno positiva ayudarían a excluir una tuberculosis. En su forma de presentación crónica, el diagnóstico diferencial suele ser de gran dificultad, puesto que hay que distinguirlo de enfermedades intersticiales pulmonares como la fibrosis pulmonar idiopática, la sarcoidosis y las enfermedades intersticiales pulmonares asociadas a conectivopatías o fármacos. Tanto una historia previa negativa de toma de fármacos de forma prolongada como la no evidencia de síntomas sistémicos ayudarían a descartar las inducidas por fármacos o asociadas a conectivopatías. La obtención en el lavado broncoalveolar de un predominio de neutrófilos sugeriría la posibilidad de una fibrosis pulmonar idiopática, y un predominio de CD4+ nos inclinaría a pensar en sarcoidosis, además de la existencia de adenopatías hiliares y afectación sistémica. Las formas agudas o subagudas pueden simular otros desórdenes como la micosis broncopulmonar alégica y otras neumonías eosinófilicas. La neumonía eosinofílica se asocia frecuentemente al asma y además cursa con eosinofília periférica. La aspergillosis broncopulmonar es la más frecuente de las micosis broncopulmonares y a veces se confunde con la neumonitis por hipersensibilidad por la presencia de anticuerpos precipitantes contra el Aspergillus fumigatus, pero ésta se asocia con el asma alérgico. Existe una variedad de síndromes que ocurren como resultado de la inhalación de agentes orgánicos, pero que no constituyen verdaderas formas de neumonitis por hipersensibilidad. 
Fiebre por inhalación
Caracterizada por mialgias, tos, disnea, cefalea y sin hallazgos patológicos en la exploración, puede ocurrir tras 4-12 horas de la exposición. No hay secuelas durante la evolución. 
Síndrome tóxico del polvo orgánico o micotoxicosis pulmonar
Producido por micotoxinas, que penetran en el organismo por aerosoles contaminados por toxinas de hongos, se asocia con la exposición a grano, heno y materiales textiles contaminados con Fusarium. Clínicamente se manifiesta con fiebre, escalofríos, disnea y mialgias tras 4-6 horas después de la exposición. No se considera una verdadera neumonitis por hipersensibilidad ya que no existe una previa sensibilización y no hay respuesta inflamatoria serológica a antígenos fúngicos comunes. 
Bronquitis crónica 
La bronquitis crónica es la enfermedad más frecuente entre los trabajadores del campo; su prevalencía es de un 10% en esta población, mientras que la de la neumonitis es de 1,4%. Se ha sugerido un mecanismo inmunoalérgico común entre estas dos patologías en granjeros y en cuidadores de aves no fumadores. En estos pacientes se ha observado un efecto sumativo entre el tabaco y la atopia. 
Pulmón del traga-fuegos 
Es una rara entidad descrita en aquellos individuos que aspiran sustancias inflamables durante actuaciones o espectáculos. Los síntomas inmediatos son atragantamiento, tos y distrés respiratorio. El dolor pleurítico y fiebre son también frecuentes. En la radiografía de tórax se aprecian infiltrados alveolares y en el BAL existen numerosos macrófagos con inclusiones grasas. Los síntomas se resuelven en 72 horas y en un período de 6 meses los pacientes se recuperan completamente.



TRATAMIENTO


Preventivo. Asegurar una buena ventilación de los edificios, un buen mantenimiento de los sistemas de refrigeración, reducir el grado de humedad a menos del 60% etc., resultan medidas útiles para prevenir el desarrollo de la enfermedad.  Curativo. Una vez identificado el antígeno debe recomendarse el cambio de puesto de trabajo, lo que no siempre es posible pero que es de vital importancia cuando la enfermedad es severa. Se han descrito sin embargo algunos casos de granjeros en los que la enfermedad no ha progresado a pesar de no haber cambiado de trabajo.
Los corticoides orales aceleran la mejoría inicial especialmente en casos severos, pero no suelen ser necesarios tratamientos prolongados. Se inicia con dosis única matutina entre 0,5-1 gramo/kg de peso ideal y día (máximo 60 mg). Se mantiene 1-2 semanas y se baja progresivamente en las siguientes 2-4 semanas. No suele ser necesaria dosis de mantenimiento. Los corticoides inhalados podrían ser útiles en la prevención de recurrencias, aunque no está demostrado.
La mayoría de los pacientes recuperan su función pulmonar, aunque algunos lo hacen después de varios años. Los pacientes con fibrosis presentan peor pronóstico. La enfermedad en los cuidadores de aves parece tener peor pronóstico e influye el tiempo de exposición, la edad del paciente, la intensidad de la exposición y la presencia de acropaquias. Entre los pacientes que padecen pulmón del granjero parece que revisten peor pronóstico los que han sufrido exposiciones leves repetidas que los que han sufrido una y aguda.



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